lunes, 4 de mayo de 2009

Irrealidad Real (sobre filosofía social y otras cosas)

Me encuentro, en este momento, tomando una cerveza en un bar. noche templada de mayo. son alrededor de las nueve. luna arriba en cuarto creciente en el cielo despejado, y como siempre pasa en este rincón de la la galaxia, me siento acompañado de “ese algo” que tiene el centro de Asunción. Cruzando la avenida   inspiradoramente se haya erguido ante mí el Palacio de Gobierno, de López… mostrándome su ancha frente (la terraza del bar me permite este privilegiado panorama), permitiéndome no sólo dudar de la realidad del Sistema Estructural de la Sociedad en el plano de las ideas, sino, gracias a mi acceso en el mundo tangible a este símbolo de la República, también puedo contemplar a la sociedad sintetizándola en esa arquitectura, ¡y en qué momento! ya que horas antes estuve justamente sintiendo toda esta paradoja tan de cerca, tan en mis entrañas. ¿De donde somos? ¿a quien o a qué pertenecemos? ¿por qué fingir ser ciudadanos de algo irreal?... tales eran mis meditaciones horas antes.

Pero poniéndome serio, aburrido y teórico. Como bien sabemos, en teoría política la Nación es un elemento independiente al Estado (ontológicamente hablando), aunque visto desde la fusión sintética “País”, son elementos interdependientes. Todo esto significa que el Estado, o la “Estructura Sociopolítica”, aparece como regulador o limitador conductual e incluso intelectual de los integrantes de la Nación, de los habitantes de un determinado territorio. Ontológicamente, entonces, somos libres e incluso nos es un derecho revelarnos ante la Estructura Sociopolítica gracias a una especie de “Derecho Natural”. Pero el Sistema ha desarrollado mecanismos de engaño (o eufemísticamente persuasión), de disfraz, de ocultamiento público de los auténticos derechos de los habitantes de La Madre Tierra, bajo la excusa del supuesto Bien Común.

            La pregunta es la siguiente: al nacer… ¿somos hijos de la tierra o de la Estructura Sociopolítica? No se puede ocultar para siempre lo inaudito del pensar en que somos hijos de la Estructura (la cual en sus bases en inmaterial, es una idea consensuada por una minoría), ya que, se supone que La Estructura viene después y viene solo como herramienta de los habitantes (en la práctica se da algo penosamente opuesto), pero, se puede detectar fácilmente que nos quieren persuadir de lo contrario, o al menos intentan ocultarnos la realidad y la importancia de esta discusión que siempre es, fue y será (concienzudamente) ocultada (si no empezamos a hacer justicia intelectual).

            Pero volviendo a lo mío, a lo íntimo, a mi apego inconsciente al sistema (tema que me mantuvo reflexionando hasta el dolor y la dificultosa respiración), esto del Sistema Social es una ilusión, aparentemente real, y gracias (desgraciadamente) a la internalización mental, este Sistema (incluso desde nuestro interior) nos estructura y condiciona hasta los hábitos mentales, emocionales e intelectuales. Para ser crudamente realista: EL SISTEMA SE HA APROPIADO DE TODO, sin dejar libre ningún rinconcito sagrado, entonces, lo que nos deja como opción real es una elección de vida “menos comprometedora” o alienante ya que, es importante mantener cierta dignidad ante un sistema injusto, pero esto me presenta (en este instante) la siguiente dificultad:

---El sistema es injusto… ¿Para quién? ¿es real “El Pueblo”?---

Para ir gradual-Mente es necesario recordar que para mí esto no es más que un proceso de recuperación de “auto-realismo”… ¿qué significa esto? Es necesario que detecte lo que me fue impuesto. haciendo una analogía: necesito “rebobinar” la cinta de mi evolución psicológica influenciada (en gran parte) externamente, diferenciando eso de lo auto-impuesto, de lo que yo mismo decidí querer para mí.

Lo anterior supone que yo seré capaz de ir encontrándome a mí mismo (¿de esto hablan los budistas?), y esto resulta interesante ya que, por ejemplo, en el budismo en general (ensus doctrinas que nos quedan hoy) habla de un “resumen” para el auto-conocimiento, aunque, los maestros Zen hablan de que en realidad, paradójicamente, no nos sirven tanto las enseñanzas de los demás como nuestro propio proceso individual, entonces… ¿para qué mierda molestarse? Tendríamos que preguntarle a estos maestros, pero justamente, eso… ¿Por qué tendría que importarme?

SUPERVIVENCIA

            El momento presente… ¿cómo escapar si es que estamos acostumbrados a planificar incluso el “par de horas” que vienen luego del momento presente? Algunos argumentan que no hay nada de malo con planificar lógicamente incluso el tiempo, la 4-D (para algunos ilusoria), si es que podemos retomar el presente tomándolo como base y, por ende, como factor casi-permanente. Probablemente toda la cuestión radica en esa capacidad.

            Y de la nada ahora saldré con esto (qué culpa tengo yo de tener esta mente caprichosa)… mi estructura lógico-literaria es una que defiende y plantea una especie de naturalismo, en el sentido de, mostrar sin escrúpulos una cierta incoherencia, una falta de lógica lineal, y además, la defiendo con argumentos filosóficos! El devenir… y también con un argumento psicológico, lo cambiante de mi naturaleza (de la naturaleza) mental y emocional.

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