domingo, 20 de diciembre de 2009

Devenir infortunado

Colinas verdes llenas de vida tiemblan y se derrumban con cada frustración suya, esas colinas eran llenas de vida aún en sus sueños, hoy no son más que el cemento de fábricas y edificios de esta ciudad sin alma ni sueños. Pero por un momento de calma él se olvida de todo aquello tan gris, da una pausa y se pone a escribir unas lineas rebozantes en lamentaciones, se olvida de todo aquello tan repetitivo que llega al sin sentido del 'ya sabemos que la tragedia es aún más trágica cuando no posee aventuras explosivas ni espectaculares', termina todo en el trágico sobrevivir respirando débilmente con ese esfuerzo que nadie quiere pagar en semejante estado de abandono del alma moribunda.

Sueños gastados

Los dulces sueños de toda la vida se van rompiendo lentamente, suavemente, y quedamos mirando con ojos del ayer aquel horizonte, de aquella tarde llena de esperanzas, llena de buenos deseos, llena de todo lo que hoy está tan lejos.

Conocemos gente, nuevos enemigos y amores, pero nos damos cuenta que
habíamos perdido la mayor parte de nuestros ideales, de nuestra fuerza de voluntad, de nuestra inocencia y deseamos tanto, pero tanto darle a esa persona todo lo que alguna vez pudimos haberlo hecho y sin embargo nos conocimos tarde, sí... muy tarde, en tiempos de decadencia, de agonía, de una simple y cruda lucha por sobrevivir y por no ver morir a los nuestros y a nosotros mismos tan temprano.