Hay momentos mágicos que no vuelven. Cambian los tiempos, nos volvemos serios, quizás demasiado preocupados que ya no podemos vernos, ni a nosotros, ni a los demás.
Y sin embargo la búsqueda sigue en pie, ¿para qué? si la magia prácticamente se ha extinguido.
Nos volvemos grandes edificios de ideas, de experiencia muerta... pero simples miradas, que en el pasado nos robaron una sonrisa y una lágrima, quedan ocultas bajo nuestro miedo, odio e ira presentes, y sin embargo esas miradas transparentes valieron la misma eternidad.
Ayer, muchos nos pasábamos la mano compartiendo nuestras esencias... hoy, nos miramos de lejos y de reojo, con rencor y a veces desprecio. ¿Para qué? en el fondo vos y yo extrañamos lo que fuimos cuando no juzgábamos.
¿Nos equivocamos en algo? mucho? en todo? Ayer compartíamos con los que podíamos y disfrutábamos al hacerlo. Hoy pensamos dos veces, una por desconfianza y otra por nuestra frustración reflejada en lo que no queremos pedir, dar ni recibir... por orgullo quizás, o por no querer recuperar una ilusión por miedo a perderla otra vez.
En minutos es probable que me olvide incluso de lo que me motivó a escribir estas palabras, pero es seguro que volveré a extrañar mi inocencia perdida con sus vivencias implícitas... tristemente en algún momento olvidaré hasta el porqué de mi nostalgia, la sentiré y la confundiré con cansancio, pereza o confusión.
Los días siguen pasando y al menos en minutos insospechados todavía hago esa pausa, me saco la mochila pesada de mi paranoia, por ser tan indefenso ante una inmensidad no comprendida del todo, y puedo perdonarme una vez más y lamentar mis pérdidas para poder aprender a valorar mis rebuscadas ganancias.
Un momento es eterno, espero nunca olvidar el lugar en el que guardo mi puerta de acceso a esa eternidad.
Espero no olvidar a aquellos que fueron y son parte. Es pero no olvidar quien soy, quien fui... espero no olvidar el porqué llegué hasta acá.
Hoy quizás te odie, quizás me odies y guardes rencor y no sabremos por qué… pero es tan efímero eso y tan imponente el recuerdo de los buenos momentos, por eso ya no temo y te pido que no temas perderte en tu oscuridad, sin entender por qué es oscura o por qué otras veces todo brilla.
me fascina!!! el final le da un toque que esperaba ;) muy bueno compa!!
ResponderEliminarHola Arturo !
ResponderEliminarpués si tenias razón lo que me comentabas hoy por messenger, has cambiado en tu manera de escribir y de expresarte, aunque en esencia sigues siendo el mismo, pero ahora noto en ti una ... ¿cómo decirlo?, no tengo la palabra exacta, algo asi como una serenidad, ya que antes habia como mucha exhaltación y frenesí, muchas cosas que se desbordaban en tu mente fértil e inquieta, ademas de joven, y es natural que asi fuera. Con el tiempo tu escritura se irá haciendo más intensa y profunda como el buen vino, lo se, y leerte será como el sabor que se queda en la boca antes de digerir el sutil jugo de la uva, que cuanto más añeja más deliciosa.
Pd. Ojalá nunca olvidemos esa inocencia, esa capacidad de sorpresa y de emoción unica, que nos hace sentirnos humanos, y por sobre todo que nunca olvidemos quienes somos, ni por qué estamos aqui.